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viernes, 21 de enero de 2011

¿ En qué se parece un solterón y un parado ?

Por segundo día consecutivo estoy en casa pasando una gripe. Cuando no he estado dormido ( bastante tiempo tengo que decir ) he podido leer algunos artículos y empezar algún libro que tenía pendiente.
Uno de esos artículos, cuyo título me atraía muchísimo, estaba publicado en la revista Actualidad Económica. Tengo que reconocer que había empezado a leerlo hace una o dos semanas pero lo había aparcado al no estar lo suficientemente lúcido para entender que se estaba exponiendo.
Cada día me atrae más las explicaciones que del mundo, las relaciones entre las personas, la economía, etc dan los matemáticos.
Ahora voy entendiendo más lo que hace muchos años me decía un buen amigo sobre que el mundo es pura matemática.
En el artículo, se establecía una relación entre la manera de actuar de un soltero buscando novia y de un parado buscando trabajo.
Dos situaciones tan diferentes pero que, como bien explican en este artículo, actúan y siguen patrones de búsqueda similares.
Siguiendo la lógica clásica cuando hay exceso o escasez de algo, el precio cae o sube hasta que la oferta y la demanda se igualan. Es decir los mercados tienden al equilibrio.
Pero, sin ser un genio, podemos darnos cuenta que, no es lo mismo comprar materias primas que encontrar trabajo o novia. Hay que hacer una búsqueda.
Siguiendo el hilo del artículo se nos presenta el inicio de esta búsqueda. Imaginemonos que necesitamos comprarnos un esmoquin e ignoramos lo que cuesta pero estamos dispuestos a gastarnos 1.000 € ( Precio de reserva ). Visitamos varios sastres e intentamos ver cuál de ellos nos da el mejor precio. Al cabo del tiempo nos damos cuenta que aplican el mismo razonamiento y todas las ofertas son sospechosamente parecidas, lo que hace que te desanime la búsqueda y se refuerce la formación de un precio de monopolio.
Los sastres que llevan más tiempo haciendo trajes que uno comprándolos aplican el siguiente razonamiento:
1º Mi cliente tiene un presupuesto.
2º Mi cliente no quiere tirarse eternamente buscando un esmoquin
3º ¿ para que voy a cobrarle 800 € si mi cliente está dispuesto a pagar 1.000 € ?.
La peor consecuencia de este razonamiento sería que los esmóquines son caros y se harán menos. Pero para ellos eso no es un drama.
Pero ¿ como sería en el caso de un parado ó un soltero?. Siguiendo este razonamiento en el mercado laboral o matrimonial supone unos niveles de emparejamiento inferiores a lo socialmente deseable: Más parados y más solteros.
La solución tradicional a estos problemas de información es el intermediario ( agencia matrimonial u oficina de empleo ). Pero sabemos que los mercados de búsqueda son ineficientes incluso cuando la transparencia es elevada.
Bueno...y esto ¿ Por qué ?. La respuesta es fácil. La búsqueda la hacemos personas con nuestros pensamientos, sueños, etc.. que nos resulta difícil elegir la mejor opción. No pensamos en los datos objetivos, si no en una serie de ideas preconcebidas y de posibles realidades que nos inventamos para hacer de esta vida algo más pasajero. Y es aquí donde está el error y la clave de muchas de nuestras frustraciones. Otra de las claves es que solemos ser muy egoístas y solo pensar en el beneficio propio.
Las decisiones individuales no generan tasas de emparejamiento óptimas, ni en el amor ni en el empleo.
En la película Una mente maravillosa el personaje de John Nash lo explicaba perfectamente. Os pongo en situación:
Estaban en un pub y entran 6 chicas, una de ellas es sencillamente perfecta para todos ellos. Deciden invitarla a algo pero todos son aspirantes. En un momento dado deciden que sea la mano invisible quien decida ( básicamente la competencia entre ellos ). En ese momento John Nash dice:
- " Adam Smith estaba equivocado" ( Economista y filósofo escoces 1723-1790) " Si todos vamos a por la rubia...nos obstaculizamos y nadie lo logra....de modo que volvemos a por sus amigas...pero nos rechazan, por que a nadie le gusta ser plato de segunda mesa". " Pero ¿ Y si nadie va a por la rubia ? ...No nos estorbamos y no insultamos a las otras chicas". " Adam Smith decía que para promover el interés general, cada uno debe perseguir el suyo propio". " Se equivocaba. El mejor modo de promover el interés general es perseguir el suyo propio y el general al mismo tiempo".
En el artículo preguntan ¿ Cuál es la solución ?. Obligar a alguien a decidir no está dentro de nuestro marcode pensamiento de libertad y democracia, pero sí que asuman las consecuencias de sus actos. Ahí resulta clave el diseño institucional. Que Dios nos pille confesados.

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